¿Por qué reacciono tan intensamente a cosas que no son para tanto?

Seguro que han sido muchas las veces las que has pensado que estabas reaccionado con demasiada intensidad a algo que aparentemente no tenía tanta importancia. Todos tenemos malos días, o épocas, y a veces nuestras emociones están un poco más a flor de piel y esto hace que percibamos más detalles en cosas cotidianas del día a día o en nuestras interacciones con los demás.

Pero no todo podemos achacarlo al hecho de tener un mal día o al tiempo o a la astenia primaveral. Muchas de estas reacciones emocionales se deben a «heridas» de nuestro pasado que aun no tenemos cerradas o que siguen teniendo consecuencias a día de hoy.

Y con heridas nos referimos a experiencias vitales que hemos podido tener en el pasado en las que tuvimos una gran reacción emocional y que, en ese momento, era comprensible que reaccionaramos así.

Y pensarás que eso forma parte del pasado y que no tiene nada que ver con las cosas que te pasan en la actualidad. Pero tiene mucho más que ver de lo que te imaginas.

Las memorias emocionales y/o traumáticas viven en un eterno presente

Por explicarlo de alguna forma simple, podríamos decir que nuestra memoria funciona de tal forma que registra nuestras experiencias vitales y las «ordena» pasándolas de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo, de tal forma que no interfieren continuamente en nuestro día a día pero pueden ser recuperadas en momentos puntuales, tanto voluntaria como involuntariamente.

A nivel cerebral, hay una estructura llamada amígdala cuya principal función es avisar de señales de peligro para poner al sistema en alerta y cuando esto sucede suele interferir en el funcionamiento de otras áreas cerebrales relacionadas con la memoria.

Cuando experimentamos en algún momento de nuestra vida un evento traumático o con alta reactividad emocional, en nuestro cerebro la amígdala se activa de forma muy intensa inhibiendo el buen funcionamiento del hipocampo (área que media en la formación de memorias a largo plazo) y la experiencia no llega a almacenarse como un evento pasado sino de forma fragmentada o atemporal.

De esta forma cuando se reactiva dicha memoria del pasado ante cualquier estímulo o situación del presente (tenga más o menos relación con ese evento) el cerebro no puede ubicar ese recuerdo en una linea temporal clara, ni se recuerda como una experiencia del pasado sino que responde en el presente con la misma intensidad que lo hizo en su momento.

Es por eso que muchas veces tenemos reacciones en el presente que parecen no tener sentido con lo que está pasando en ese momento, pero en realidad lo que está ocurriendo es que nuestro cerebro está asociando lo que está ocurriendo «aquí y ahora» con lo que ocurrió «allí y entonces» y reacciona de forma parecida aunque racionalmente sea difícil de comprender.

La psicoterapia puede ayudar a detectar, comprender y cambiar estas reacciones.

Cuando este tipo de reacciones tan intensas ocurren con mucha frecuencia o interfieren de forma significativa en nuestra vida o nuestras relaciones puede ser un buen momento de revisarlo en terapia psicológica.

La terapia puede ayudar a integrar esas experiencias y ayudar al sistema nervioso a responder de una forma más ajustada en el presente. Con ayuda de un/a psicólogo/a puedes ir descubriendo cuales son tus patrones de comportamiento, reconstruir tu historia y encontrar aquellas experiencias que han podido dejar marca a nivel emocional y que, de alguna forma, siguen teniendo algún tipo de impacto en el presente. Y no solo eso, también podrás aprender nuevas formas de regular tu sistema nervioso y así reaccionar de una forma un poco más ajustada a tu realidad presente.

Síguenos en rrss o contáctanos

Últimas entradas

¿Necesitas información?

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y términos del servicio de Google.

*El contenido de este blog es informativo y explicativo. En ningún caso sustituye al proceso de terapia psicológica. Si crees que necesitas ayuda, por favor, ponte en contacto con un profesional de la salud mental.