Pedir perdón: ¿un acto de empatía o de egoísmo?

Pedir perdón puede ser un acto de respeto y empatía o un acto de egoísmo e hipocresía.

Estamos acostumbramos a pedir perdón a cada instante, desde que somos niños nos educan para ello, de forma continua, haciéndonos ver en qué momento hemos hecho algo mal y debemos disculparnos.

De ahí que este acto tan significativo y valioso muchas veces se corrompa, convirtiéndose así en algo banal y egoísta, haciéndolo de forma automática o mucho peor, para nuestro propio beneficio.

Lo que hace que esta conducta pueda tener un significado tan ambiguo no es la forma en la que se realiza, ni el tono de voz, ni las palabras utilizadas, sino su función.

Puede que resulte raro o difícil de comprender en un primer momento, pero vamos a intentar analizar la diferencia.

Puedes pedir perdón para conseguir dos objetivos muy diferentes: evadir la responsabilidad o asumirla. Y en función de eso tu perdón será un acto de egoísmo o de respeto.

Hay dos formas de pedir perdón evadiendo nuestra responsabilidad, es decir, de forma egoísta: pedirlo para dejar de sentirnos mal ante algo que hemos dicho o hecho que ha podido ofender/enfadar al otro o pedir perdón para conseguir que una situación vuelva a la normalidad.

Un ejemplo de la primera sería el siguiente: algo que he dicho ofende a otra persona, esto hace que yo me sienta mal y me sienta culpable por lo que pido perdón para que, al decirme que no pasa nada, mi malestar desaparezca. En este caso lo que hacemos es evadir la responsabilidad y hacer que sea el otro quien la asuma, ya que ahora la pelota está en su tejado y es él quien debería dejar de sentirse ofendido para perdonarme y con ello, eliminar también mi malestar.

El ejemplo de la segunda sería pedir perdón por algo que hemos hecho o dicho algo que ha hecho que la situación en la que estamos se haya vuelto incómoda. Con ello lo que pretendemos al pedir perdón es que el otro deje de estar dolido o enfadado y que la situación vuelva a la normalidad lo antes posible como si nada hubiese pasado.

¿Por qué en ambos casos sería un acto egoísta?

Porque estamos pidiendo perdón pensando en nosotros, en eliminar nuestro malestar o en no tener que aguantar una situación incómoda o desagradable, pero realmente no tenemos tanto en cuenta cómo lo ocurrido ha podido afectar a la otra persona.

El acto de pedir perdón debería hacerse de forma desinteresada (al menos para nosotros), asumiendo una responsabilidad personal, sin requerir de una respuesta, es decir, el hecho de que el otro nos perdone o no es indiferente.

Pedir perdón de forma respetuosa y valiosa implica ponerse en la piel del otro, no centrarnos tanto en cómo nosotros nos sentimos (independientemente de si nos sentimos mal o no) y llevar nuestra atención a cómo el otro se puede estar sintiendo, a ser capaz de empatizar, de entender que quizás para la otra persona esto que ocurre es importante.

Implica evaluar los daños, mostrar respeto, arrepentimiento, hacerle saber a esa persona que entendemos cómo se puede estar sintiendo o que somos capaces de ver las consecuencias que nuestra conducta haya podido tener para él/ella. Implica expresar que nos hacemos cargo, que nos responsabilizamos tanto del daño, malestar o situación que hemos provocado como de nuestro sentimiento de malestar o culpa sin obligar con ello al otro a que nos perdone para sentirnos mejor.

Pedir perdón no debería tener como objetivo ser perdonado sino mostrar respeto y empatía hacia la otra persona.

Síguenos en rrss o contáctanos

Últimas entradas

¿Necesitas información?

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y términos del servicio de Google.

*El contenido de este blog es informativo y explicativo. En ningún caso sustituye al proceso de terapia psicológica. Si crees que necesitas ayuda, por favor, ponte en contacto con un profesional de la salud mental.

×