Romper mi relación de pareja, ¿por qué me cuesta tanto?

«Quiero romper mi relación de pareja y puedo». En ocasiones ocasiones queremos romper con la pareja y no damos el paso pese al coste elevado que nos supone continuar con la relación. En este tipo de relaciones de pareja, uno o ambos miembros se sienten “enganchados”, atrapados en la relación, y se perciben como incapaces de salir de ahí. Si esto te está ocurriendo es muy posible que estemos ante un reforzamiento intermitente.

En el reforzamiento intermitente, la recompensa o la certeza de que lo obtendremos es impredecible, no sabemos cuándo se va a producir o cuantas veces tenemos que repetir un comportamiento para que se produzca, lo cual produce que repitamos ese comportamiento con aún más entusiasmo, con la esperanza del resultado final.

Por ejemplo, una persona que juega a las máquinas tragaperras y recibe el refuerzo o premio cada varias jugadas. El no saber cuándo se va a dar ese premio y tener la certeza de que se dará en cualquier momento produce que la persona siga intentando y jugando una y otra vez.

Quiero romper mi relación de pareja y no puedo: a veces siento que me quiere y otras que no 

El reforzamiento intermitente se da en las relaciones de pareja: no saber cómo ni cuándo la pareja estará accesible, sabemos que lo estará pero no cuando ocurrirá. La persona que quiere romper la relación tiene dudas sobre la relación porque generalmente hay momentos de mucho afecto y buen trato, a la vez que hay otros momentos de frialdad y distancia.

Aquí es donde se produce el refuerzo intermitente. Esperamos a que la pareja vuelva a comportarse de forma cercana. Por ejemplo, mi pareja se muestra accesible, me manda mensajes, quiere quedar conmigo, se comporta de forma muy cariñosa. Hasta que un día deja de enviarme mensajes, deja de tener contacto y se comporta de forma muy distante sin haber ocurrido nada aparentemente. 

Pasan unos días y vuelve a contactar, se vuelve a comportar de forma cercana y cariñosa. Al poco tiempo acaba sucediendo lo anterior, como si de un bucle se tratara, lo cual genera que estemos pegados/as al teléfono continuamente para ver cuándo va a contactarnos.

En el refuerzo intermitente acabamos restando importancia a la parte negativa de la relación

La persona espera ese momento en el que su pareja es afectuosa, estas escenas se convierten en su “prueba de amor”. Además es tan esperado ese momento y adquiere tanta importancia, que la persona puede llegar a tapar o restarle valor a las situaciones en las que recibe indiferencia o distancia.

Los programas de reforzamiento intermitente pueden darse también de forma bidireccional, es decir, estas conductas pueden producirse por ambos miembros de la pareja.

Para finalizar, en ocasiones estos comportamientos en la pareja pueden darse unidos a comportamientos agresivos y abusivos, generando gran daño en la víctima. Por ello, es fundamental no dejar pasar las señales de alarma y buscar ayuda profesional si es necesario.

Sin olvidar que, si se produce maltrato físico y/o psicológico por parte de la pareja, acudir a las autoridades y buscar toda la ayuda necesaria. NO es amor si te maltrata.

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*El contenido de este blog es informativo y explicativo. En ningún caso sustituye al proceso de terapia psicológica. Si crees que necesitas ayuda, por favor, ponte en contacto con un profesional de la salud mental.

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