Tú que eres psicólogo, ¿te sientes quemado?

¿Te sientes quemado o desbordado en tu trabajo? En nuestra profesión nuestra prioridad es ayudar a las personas y a veces puede ocurrir que, con la intención de cuidar a los demás, no prestemos atención a nuestro propio autocuidado y no notemos las señales de alarma de estar quemado.

Te sientes quemado: ¿cuáles son los síntomas?

  • Alegrarte de las cancelaciones de última hora de tus pacientes (“mejor, una persona menos que tengo que atender”).
  • Sensación de que el día se te hace demasiado pesado y al levantarte por las mañanas se te hace un mundo
  • Notar que en las sesiones desconectas del caso y te cuesta concentrarte, notando que tu energía no da para más            
  • Problemas para empatizar con los problemas ajenos ya que tu propio estado te lo impide     
  • Sentirte muy cansado y/o estresado  
  • Desbordamiento emocional tras acabar la jornada laboral             
  • Síntomas somáticos como dolor de cabeza continuo

Si notas que tienes varios de estos síntomas es muy probable que estés quemado/a. Diferenciemos tener un día malo (en todas las profesiones ocurren) a tener un cansancio continuo en el tiempo.

Diferenciar salvar de cuidar

Los profesionales de la psicología solemos tener una tendencia a cuidar a las personas que acompañamos, priorizando tanto en su bienestar que podemos caer en olvidarnos del nuestro. También solemos caer en salvar a nuestros pacientes, tengamos en cuenta las diferencias entre SALVAR y CUIDAR.

Salvar: hacernos cargo de la persona, asumir sus responsabilidades, tener un comportamiento excesivamente maternalista/paternalista

Ayudar: acompañar en su proceso, devolverle la responsabilidad haciéndole ver que estás ahí y que eres un lugar seguro, validando que la persona haga su camino y fomentando que tenga su propia red de apoyo en el entorno.

Entonces… ¿cómo parar si estoy quemado?

  1. Diferenciar responsabilidades, lo que es mío y lo que es del paciente. Recordemos que si asumimos sus responsabilidades no les estamos haciendo un favor, en el fondo les estamos perjudicando. Si te sientes quemado es posible que estés asumiendo responsabilidades que no son tuyas.

  2. Cambiar salvar por ayudar, acompañar, ser un espacio seguro. 

  3. ¿Qué me genera cuando no puedo salvar a alguien? Gestionar el malestar que nos genera no poder salvar o hacer más (esto es nuestro). A veces hay personas con realidades muy complejas y desgraciadamente no podemos cambiar su contexto o su situación.

  4. Intentar reducir las horas de terapia o tomarnos un descanso: escuchar nuestro cuerpo y cómo estamos. Si necesitamos parar o reducir es porque lo necesitamos. Nuestras necesidades también son importantes.

  5. Buscar ayuda: sí, los psicólogos/as vamos a terapia y hacer trabajo personal nos hacemos mejores profesionales.

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*El contenido de este blog es informativo y explicativo. En ningún caso sustituye al proceso de terapia psicológica. Si crees que necesitas ayuda, por favor, ponte en contacto con un profesional de la salud mental.

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